PAPELES ENGRUDO
La técnica de pintura al engrudo es una de las formas más antiguas de decorar papeles en encuadernación. Fueron utilizados para cubiertas y guardas desde el s. XVI en Europa, y la realizaban los encuadernadores, mezclando el engrudo (con el que pegaban los materiales) con pigmentos.
Es importante mezclar la pintura con el engrudo cuando éste se encuentre frío y ya tamizado, y usar un sólo tipo de tinte en cada pintura (no mezclar acrílicos con acuarelas, o cosas por el estilo).
TÉCNICA Y MATERIALES.
A la hora de pintar los papeles, debemos conocer las distintas formas de poner o quitar el engrudo, y trabajar con rapidez (ya que tendremos unos diez o quince minutos antes de que el color extendido se empiece a secar). El engrudo se puede esparcir con una brocha grande (a grandes brochazos rectos, cruzados de forma recta o curva, circulares, aplastando la punta del pincel...), con una brocha pequeña (si queremos añadir varios colores ya sea cruzando sus líneas, con pequeños brochazos, en líneas...) con una esponja (de más o menos dureza, ya sea arrastrándola, o dando pequeños toques), con las manos (haciendo curvas con los dedos, con los dedos en pequeños toques), plegando la hoja sobre sí misma tras esparcir la pintura (o unir, para luego separar, dos hojas pintadas en distintos colores...), arrugando la hoja antes de pintar, salpicando la pintura (en el caso de que hayamos diluido mucho la mezcla)...
Doblado
Papel al engrudo con cartón
Luego se puede decidir quitar zonas de pintura para mostrar el color del fondo (que podemos haber puesto nosotros, o utilizar hojas de colores). Para realizar este “vaciado” nos puede servir cualquier material, aunque hay algunos que funcionan mejor que otros: desde materiales utilizados en las bellas artes (como los pinceles de silicona), como en la pintura de paredes (como los peines de silicona, los rodillos de caucho...), reciclados (trozos de cartón, media pinza de madera), hasta cualquier elemento reutilizado de nuestro entorno (el mango de madera del pincel, las agujas romas con las que cosemos los cuadernillos, una hoja de un árbol).
Si queremos ir un paso más allá, podemos trabajar con varias capas de pintura, con plantillas de estarcido, reservas, texturas colocadas bajo el papel a la hora de pintar, texturas plásticas sobre el engrudo, mezclar con otras técnicas tras el secado (tintar en algunas zonas, sobreponer un transfer...). Aunque se trata de una técnica clásica y parece muy sencilla, permite una experimentación constante.
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